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La nueva ética del sofá

Un sujeto encuentra a su pareja teniendo sexo con un amante en el sofá de su casa. Como solución al conflicto decide tirar el sofá. Es un viejo chiste convertido en penosa realidad con el problema de las bajas laborales por causa médica conocidas como incapacidad temporal. Un proceso costoso para la Seguridad Social, que paga esta prestación con el dinero de todos. Se sabe que los mayores factores que contribuyen al elevado coste de estas bajas son el burocratismo y el fraude. Por un lado la lentitud en el manejo de las bajas acentuado por la escasez de médicos y por los tiempos muertos que se crean con confirmaciones y altas que en muchos casos se pueden determinar desde el día del diagnostico inicial. Por el otro, el fraude como la corrupción son consecuencias de las vilezas del carácter de algunos seres humanos. La solución del Instituto Nacional de la Seguridad Social ha sido destinar millones de euros para convenios de colaboración con las autonomías que incentivan con dinero a los médicos que consiguen reducir más el tiempo de las bajas. Nada de incrementar la vigilancia del fraude o reducir el proceso burocrático. Madrid es parte de estos convenios desde 2009 y ahora promociona un mensaje publicitario para reducir las bajas con la imagen sonriente de un médico. Lejos queda el precepto ético y milenario del juramento de Hipócrates: “No permitiré que entre mi deber y mi enfermo vengan a interponerse consideraciones de religión, de nacionalidad, de raza, partido o clase”.