Consumir o ser consumido

A pesar que Penélope Cruz dijo de Johnny Depp que es adictivo, muchos expertos podrían coincidir con el gusto de la Pep, pero no con el concepto. Es cierto que la adicción implica un ser humano y su relación con un objeto adictivo que puede ser una sustancia psicoactiva (legal como el alcohol o ilegal como la cocaína), una conducta o actividad (como el sexo, comer, comprar o el uso de internet) o una persona. Pero lo crucial es el tipo de relación que se establece, la preeminencia del objeto adictivo en la vida de la persona. Una relación disfuncional que comienza por el uso ocasional para transitar por la dependencia, ese quiero más a cualquier precio, aunque mi calidad de vida empeore y la de los demás se convierta en una pesadilla. El objeto adictivo se convierte entonces en el centro de la vida del sujeto, en una suerte de dictador totalitario, como esos que aun pululan por el mundo. Es un proceso en que la persona pasa de consumir a ser literalmente consumido por la adicción. Huir de la presión diaria, miedos potenciados por la sociedad, inseguridades, la soledad, vacío existencial y otras muchas razones pueden facilitar que probar se convierta en necesidad imperiosa, en adicción. Pero es la capacidad de establecer vínculos, tan inherente al ser humano, la base de esta conducta destructiva y también su cura. Vínculos relacionados con la búsqueda de la felicidad que nuestra sociedad, cada vez más, define por tener y obtener, en vez de compartir y sentir. Mientras, negamos la importancia de la salud mental. Y así nos va.

Acerca de doctorphrenos

Médico, siquiatra, administrador de salud, demócrata, hablador de oficio y escritor por afición.

Publicado el May 11, 2011 en Uncategorized y etiquetado en , . Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.

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