Anosognosia, nueva enfermedad de la derecha

La nueva propuesta del alcalde Alberto Ruiz Gallardón en el marco de las elecciones de Mayo está generando controversias por todos lados. Ya se sabe que la polémica es un recurso infalible para llamar la atención y esa debe ser la razón principal de que el alcalde solicite una normativa estatal que permita a los ayuntamientos obligar a los «sin techo» a salir de la calle. Eso sí, siempre y cuando haya recursos asistenciales «suficientes y gratuitos» para atenderles, aclara Gallardón. Para él, las personas que duermen en la calle «realizan un uso privativo» del espacio público. Voces como la de Esteban González Pons se han apresurado a decir que la propuesta «tiene sentido humanitario». El vicesecretario de comunicación del Partido Popular (PP) ha añadido que «todo el mundo tiene que tener una alternativa a dormir en la calle y los ayuntamientos tienen que tener un lugar donde ubicar a las personas que no tienen un espacio donde dormir, o no pueden acceder a su vivienda o al sitio privado donde tienen para vivir». Que los sin techo tienen una vivienda o un sitio privado constituye, cuando menos un oxímoron (esa figura literaria sinónimo de absurdo), por no llamarlo una cínica broma de mal gusto. Estos dirigentes confunden la gimnasia con la magnesia. Dar una cama transitoria en un albergue no significa dar un techo permanente que permita estabilidad a un individuo. Eso, suponiendo que existan suficientes camas, cosa que la realidad parece negar. Un techo tampoco es un hogar, que no solo es un sitio para comer y descansar sino que presupone unas condiciones de vida, de intimidad y la presencia de unos lazos afectivos (aunque sea de vecinos). En Madrid se calcula que cada día del año existe una media de 907 de personas sin hogar y de ellas hay entre 300-400 individuos que malviven en esta situación de forma crónica. Un 10% de las personas sin hogar tiene estudios universitarios y 2 de cada 3 estudios de segundo ciclo y muchos tienen una profesión concreta que han ejercido. Cabe entonces preguntarnos: ¿Por qué quieren pernoctar en la calle sin tienen una cama disponible?. La respuesta puede ser: anosognosia, ese estado en que una persona no sabe que está enferma debido a un mal funcionamiento cerebral que provoca un síndrome neurológico donde los enfermos desconocen su enfermedad. Es un mal común asociado a la enfermedad mental y al abuso severo de alcohol y drogas, condiciones estas que, juntas o por separado, coexisten en el 30 al 60 % de los sin hogar. Entonces, la solución no está en violar sus derechos y obligarlos a dormir en una cama sino en garantizar un programa integral contundente de intervención que incluya la posibilidad de tratamiento, el apoyo sicosocial adecuado y la estabilidad de un hogar. Me temo que algunos políticos, al ignorar lo que es evidente, también estén sufriendo de anosognosia.

Acerca de doctorphrenos

Médico, siquiatra, administrador de salud, demócrata, hablador de oficio y escritor por afición.

Publicado el abril 14, 2011 en Uncategorized y etiquetado en , , . Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.

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